Pena, penita, pena

Deberíamos hacer caso a Carlo María Cipolla cuando insiste en que, aunque en un país en decadencia el porcentaje de estúpidos sea igual al que se podría encontrar en un país en ascenso, se observa sin embargo entre los individuos que están en el poder una alarmante proliferación de malvados con un elevado porcentaje de estupidez, y, entre los que no están en el poder, un igualmente alarmante aumento del número de incautos, lo cual refuerza el poder destructivo de los estúpidos y conduce el país a la ruina.

Pues en esas andamos acá y acullá. Por concretar: acá andamos con el presidente de este gobierno de nada ni de nadie en plena catarsis épico-emocional, reorganizando su agenda a toda prisa para recibir en palacio, con la pompa debida, al botarate catalán que quiere la independencia gratuita más el huevo duro del 16% de lo que quede de España, es decir, ansía completar un proceso separatista pagado, en su mayor parte, por los membrillos madrileños y unos pocos españoles más. Leo que Cataluña es la cuarta región española que más gasta por habitante, tan solo superada por las comunidades del cupo -País Vasco y Navarra-, y Extremadura. Y también leo que Madrid, la segunda región más rica solo superada por el País Vasco (inflada artificialmente por el cupo), sin embargo es la penúltima región en lo que se refiere a presupuesto por habitante. Pues seguiremos apoquinando.

IMG_0299Acullá hay un nuevo partido en cuya obsesión por empurar a periodistas desafectos asoma la patita de la izquierda a la izquierda bananera. Funciona al modo de los cristianos gnósticos: como la divinidad es algo muy complejo, la deidad suprema tiene que estar acompañada de un eón que es, en el fondo, una proyección de sí mismo, de tal manera que  si alcanza la Pareja se acercará a la perfección. Antes de la creación del universo Podemos, era Monedero en sus aulas universitarias; pero hubo un momento en que, aburrido de la soledad del maestrillo con su librillo bolivariano, el ser trascendente pensó en comunicarse con el exterior, en proyectarse hacia lo inteligible. Y así es como surgió Iglesias, el líder de la casta nueva capaz de proyectarse no sólo hacia el intelecto sino también hacia lo más social y sensible con el objetivo inmediato de dirigir ese frente popular que, querámoslo o no, nos va a gobernar. Ese partido bolivariano a que bautizaron Podemos es como aquel histórico pívot, techo del baloncesto patrio, tan irritantemente torpe como lento de movimientos. Han saltado a la cancha desconociendo los fundamentos de la democracia sin epítetos, se enredan en sus enormes pies en cuanto intentan el uno contra uno, no saben botar bien el balón y acabarán, como el barón de Münchhausen, tirándose de su propia coleta para intentar salir de la ciénaga en que nos habrán hundido a todos.

Los sociatas han elegido a su nuevo. Salió Sánchez apoyado por la damisela andaluza que, a lo mejor, aspira a sucederle en un plazo de tiempo más bien tirando a corto. Él también iba mucho a lo del gato y no se le recuerda destemplanza de más o de menos. Es telegénico, recuerda al Zapatero de los primeros días y parece que sabe argumentar con orden y concierto, aunque cuando mitinea resulta plano porque no modula la intensidad de la voz. El discurso se alimenta de variedad. Al favorito del químico calvorota, Madina, nadie le detectó el más mínimo rictus de sonrisa en lo que duró la campaña. Lo retrata Lucía Méndez admirablemente. Es bien sabido que resulta imposible no comunicar y que la comunicación además de transmitir información, impone conductas.

De la gloriosa transición tan loada por quienes éramos tan jóvenes, ya solo quedan raspas peperas, el minúsculo y casi imperceptible comunista de toda la vida, el catalán que vive en el Palace como Julio Camba y pare usted de contar. Más o menos a esto es a lo que quieren dejar reducida la vieja España.

Esta entrada fue publicada en Comunicación, Política y etiquetada , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario